Scarlet (Montena, 2017), la segunda parte de Las Crónicas Lunares, es incluso mejor que Cinder. Cada vez estoy más contenta de haber comenzado con esta saga distópica que mezcla la ciencia ficción, la magia y los cuentos de hadas. 

En esta ocasión, acompañamos a Scarlet Benoit, una joven francesa que está preocupada porque su abuela lleva varios días desaparecida. La mujer nunca antes se ha ido sin decir nada, así que Scarlet intuye que algo va mal. Pero, cómo no, las autoridades parecen pensar lo contrario y asumen que su abuela se ha escapado por voluntad propia o incluso hablan de suicidio intencionado, así que Scarlet se promete a sí misma que hará lo necesario para que entren en razón y encontrar a su abuela, incluso si eso significa unirse a quien haga falta...

El ritmo de esta segunda partes es uniforme y trepidante; la trama, menos predecible (es de agradecer), y esta vez hay más acción y conflictos coherentes. Los nuevos personajes son geniales, aunque por supuesto nos encontramos también con viejos conocidos y vamos conociendo más sus capacidades.

Meyer ha hecho un buen trabajo al contar varias historias diferentes; es una delicia ver cómo todas las historias se encuentran y también sus diferentes perspectivas, cómo todo va uniéndose y armando otro problema, pero a la vez completando una nueva pieza del puzzle. Y me da que todo es sólo un precedente de lo que está por venir... Por cierto, ¿os he hablado ya del Capitán Thorne? ¿No? ¡Pues hablemos de los personajes!

Digamos que el Lobo feroz no es el único personaje feroz del libro. Scarlet es fantástica. Quiero decir, lleva una sudadera con capucha roja y una pistola en el cinturón. ¿Dulce e inocente? Pleaaase. Lo que más me ha gustado de ella es que tiene carisma, fuerza y una personalidad independiente que adoro ver en una protagonista femenina. Scarlet no se sienta a esperar a que otra persona salve a su abuela, sino que actúa. Y no, no es un personaje perfecto, pero sin duda está decidida a hacer lo que sea necesario para alcanzar su objetivo.

Además de Scarlet, conocemos a otros dos personajes: Lobo y Carswell Thorne. Lobo es bastante complejo debido a su pasado (del que no puedo hablar porque sería spoiler), y me gusta el misterio que le rodea. Y, por supuesto, tenemos al capitán Thorne, un fugitivo que escapó de la prisión. Thorne es un personaje que le da ese toque de humor al libro y hace que la historia sea más entretenida. En serio, es tan divertido y adorable. ¡Y descarado! Es el típico personaje que podría tener química hasta con una piedra. Yep. #soymuyfan

Como contras, hay una relación en particular que, en mi opinión, debería haber sido enfocada de forma diferente porque no evoluciona gradualmente y en algunos puntos no sentía que fuera demasiado realista que digamos. Pero bueno, recordemos que esto está basado en un cuento; supongo que ciertas cosas están así aposta, con un punto mágico y soñador...

En definitiva, este retelling del cuento de Caperucita me ha parecido muy original. La autora ha sabido jugar mejor las cartas, consiguiendo, además, enlazarlo con lo ocurrido en el libro anterior. Si a eso le añadimos que tenemos acción, secretos, magia y algo de sangre, tenemos una mezcla perfecta. ¿A qué esperas para adentrarte en el mundo de las Crónicas Lunares? 

¡Cress, allá voy!

Puntuación
★★★★

{Reseña de Cinder aquí}
{Estamos leyendo toda la saga de Las Crónicas Lunares aquí}

Cinder (Montena, 2012) es el primer volumen de la saga Crónicas Lunares, creada por Marissa Meyer. Tenía grandes expectativas a la hora de adentrarme en su lectura, porque, como seguramente ya sabréis, Cinder es un retelling de Cenicienta (el título es una abreviatura de «Cinderella») y, francamente, me despertaba muchísima curiosidad ver cómo había enfocado la autora la historia y, sobre todo, si nuestra nueva Cenicienta había espabilado (para mí es uno de los clásicos más machistas de Disney #sorrynotsorry). Además, se trata de una distopía, lo que le daba aún más puntos...

La historia se sitúa años después de la IV Guerra Mundial, en una era en la que los humanos y los androides conviven en Nueva Pekín y el planeta está amenazado por una enfermedad mortal llamada leumotosis. Pero no es la única amenaza que se cierne sobre la Tierra, pues la reina lunar, Levana, intenta boicotear el tratado que mantiene la paz si no se accede a sus deseos de establecer una alianza matrimonial con la Comunidad Oriental.

Cinder es una heroína diferente: una chica mitad humana, mitad robot, que se dedica a la mecánica en Nueva Pekín y goza de gran talento. Pero su habilidad la aprovecha y explota su madrastra (su tutora oficial después de la muerte de su padre). Su condición de ciborg hace que sea despreciada y tratada como una ciudadana de segunda. Además, Cinder tiene miedo de que el gobierno necesite sus servicios y se acabe convirtiendo en un conejillo de indias para encontrar la cura de la pandemia porque ningún ciborg ha sobrevivido jamás.

Desgraciadamente, su hermanastra Peony, a la que adora, contrae la enfermedad el mismo día en el que sus servicios como mecánica son requeridos por el príncipe Kaito, el heredero del imperio de la Comunidad Oriental, que aparece en su taller para que le arregle su androide personal. Ambos sucesos ponen en marcha una serie de acontecimientos gracias a los que Cinder descubrirá la verdad sobre sí misma y sobre las intrigas políticas del pueblo Lunar. Porque la ira de su madrastra no es la única que se va a desatar...

Todo esto se combina y genera dos aspectos diferenciados en la trama (en primer lugar, el drama familiar, las dificultadas para ser amada, la explotación; en segundo, la política entre la Tierra y la Luna y también entre el pueblo lugar y su reina) que son una forma de construir el conflicto interno y externo por el que pasa Cinder.

A pesar de todo, no es una chica que baja la cabeza y acepta todo lo que le echan y le ordenan; si bien es verdad que obedece a su madrastra, tiene sus motivos. Desde el principio es sencillo empatizar con ella, es decidida, humilde, muy inteligente y fuerte. Cinder siempre toma las decisiones difíciles por su cuenta y sabe muy bien en quién debe confiar para no salir herida.

La historia que plantea Meyer es original y muy atractiva, y tiene algunos giros muy buenos. Los elementos de La Cenicienta son casi secundarios en la obra y, aun así, han sido muy bien intercalados y es interesante observar de qué manera, porque es muy diferente a la del cuento tradicional (ya veréis el «nuevo» zapato, el carruaje, el hada madrina...).

En particular, quiero destacar la habilidad con la que la autora ha creado este mundo futuro y, concretamente, al imperio Lunar. Tengo muchas ganas de saber más cosas acerca de esta civilización que se creó en la Luna, sobre sus habilidades, y la forma en la que se separó de la Tierra y creó una nación poderosa. Y, cómo no, sobre la malvada Reina Lunar... 

Asimismo, creo además de que hay una escala de tensión y discriminación entre los habitantes de la Tierra y los Lunares, Meyer establece también una división más profunda entre humanos y ciborgs y explora conceptos como la esclavitud, la propiedad, y la humanidad, pero superficialmente. Por ello, espero que trate con más detenimiento y profundidad estas cuestiones en los futuros libros.

En cuanto a aspectos más «negativos», en primer lugar está la previsibilidad de la trama. Reconozcámoslo: se sabe cuál va a ser uno de los giros desde el principio, no sé si porque la autora no es demasiado sutil a la hora de soltar las perlas o porque de verdad pensaba que íbamos a interpretar lo que dice como «algo escrito ahí por casualidad» y no íbamos a sumar dos y dos. Sea lo que sea, hay una revelación final que ya sabíamos de sobra, peeero, anda, se le perdona. 

🌙 Cinder, de Marissa Meyer, es el primer volumen de Las Crónicas Lunares y, por tanto, el que crea el que será el hilo conductor de toda las novelas posteriores. En esta ocasión, Meyer demuestra que la ciencia ficción se puede mezclar con los cuentos de hadas. Pese a que algunos sucesos son predecibles, ¿Cinder mola? Sí. ¿Mucho? Sí. ¿Se devora de una sentada? Sí. Porque, ¿quién no quiere leer el retelling futurista de Cenicienta en el que su personaje principal es una ciborg? Además, la historia está inspirada en Sailor Moon. ¿Necesitas más? 

Y... ¿adivinas quién está deseando saber cómo se desarrolla la historia y va a leer ya Scarlet? 🌙

{Gracias a las chicas de Folloner@s Club por organizar esta lectura conjunta}.

→ ¿Y vosotros? ¿Lo habéis leído? ¿Queréis leerlo? ¿Sois seguidores o detractores de las Crónicas Lunares? ¿Me recomendáis más libros de este estilo? ¡Contadme! :)

Abrazo,

Heima es hogar en islandés (Plataforma Neo, 2015) es segunda novela de Laia Soler, una autora que tenía muchísimas ganas de leer. Ya sabéis que al albergar tantas expectativas también acaba increcentándose el respeto, pero qué va: esta vez no me puedo alegrar más de haberme hecho un huequecito entre sus páginas porque, de verdad, son magia. Pero empecemos por el principio...

✧✧ «El mundo sería un lugar mejor si dejáramos de atarnos tanto a la lógica y nos permitiéramos creer un poco más en lo que no vemos».

Hay sinopsis que no le hacen justicia a la historia. Seguro que os ha pasado un montón de veces. Pues bien, este es uno de esos casos. Francamente, si de mí dependiera, eligiría uno de los pasajes de la obra y lo colocaría en la contraportada, porque así le haríamos un favor a todos los lectores.

La novela no gira en torno al romance (aunque lo hay, y es precioso, sutil, perfecto, y germina como cocido a fuego lento y lleno de inquietudes), sino que si tuviera que señalar una serie de temas, sin duda os diría que habla de la amistad (geniales los valores que transmite), el maltrato psicológico (desde una perspectiva muy fiel a la realidad. Recuerda: que nadie te diga lo que puedes o no hacer, que nadie te anule, que nadie te diga que no vales, porque el simple hecho de decírtelo ya demuestra que vale menos que tú), la pena, el duelo y la pérdida, así como la superación de la misma y todo lo que conlleva. Además, Heima nos regala muchas lecciones. Una de las que más he disfrutado es la tiene que ver con los estudios: a más de uno se le olvida que estudiar una carrera no es un camino que se realiza según las salidas económicas. Estudiar una carrera responde a tus propias inquietudes, a tus gustos, a tus ganas de aprender, a lo que realmente (subrayaría esta palabra miles de veces) te apasiona. A lo que te hace feliz. Ese es el camino adecuado. Eso es lo que deberíamos tener en cuenta todos.

En cuanto a la prosa, es agradable, fluida y limpia. No es una prosa maestra, no tiene unas metáforas de quitarte el aliento, pero es capaz de darte frases bonitas y reflexivas mientras te va contando más sobre Islandia, sin dejar de lado los otros temas importantes de la historia. Y, por supuesto, consigue transmitir perfectamente la voz de la protagonista y toda la magia que se encierra en las páginas de la novela. 

¿Y qué decir de los personajes? Son entrañables, naturales y muy humanos. En serio, me los he creído como si fueran de carne y hueso (y he empatizado tanto que he derramado muchas alguna que otra lágrima). Al final te ocurre un poco como a ellos: después de tantas horas juntos, de compartir todo lo que comparten, pasan de ser desconocidos a ser personajes con los que te sientes en casa (y con los que quieres construir una casa. ¡John, espérame y hablamos de literatura comparada! O de Islandia. O de lo que quieras).

En definitiva, Heima es hogar en islandés es una novela con un mensaje precioso y muy necesario. Una novela emocionante, con un giro argumental que no te esperas para nada, que invita a creer, a saber ser libres, a avanzar en la vida y no quedarnos atrás. Takk, Laia, por darnos este trocito de magia.

✨✧✧⭐✧✧✨

¿Y vosotros? ¿Habéis leído algo de Laia Soler? ¿Habéis leído Heima? ¿Qué os pareció? ¿Llorasteis? ¿Sois tan masoquistas como yo? ¡Contadme! :) 

Abrazo,

El beso del infierno (Plataforma Neo, 2016) fue lo primero que leí de Jennifer L. Armentrout (sí, yo soy una de esas que aún no se ha sumergido en la saga Lux, shame on me), una autora de la que, a día de hoy, se puede afirmar que es un bombazo asegurado que nunca decepciona. Al menos no del todo.

Este volumen es el inicio de la trilogía de los elementos oscuros y cuenta la historia de Layla, una chica mitad demonio, mitad gárgola  guardiana, que puede matar con su beso a cualquiera que tenga alma.

Aquí es cuando te preguntas: 1) «¿Pero eso no lo hacían los dementores? Os están quitando el trabajo, criaturillas...». 2) «Demonios, gárgolas... ¿seguro que esto merecerá la pena?». Rotundamente, SÍ. Prepara un sofá, sillón o lo que sea donde quiera que tengas costumbre de leer que sea bien cómodo y prepárate para no levantarte del asiento hasta el final.

Como iba diciendo, Layla ha sido criada por la raza que tiene la misión de cazar demonios y mantener la humanidad a salvo, los guardianes, pero siempre ha buscado su lugar en el mundo y hay un lado oscuro que oculta incluso a los que más le importan... Como Zayne (*insertemos fangirleo aquí*), un atractivo guardián del que ha estado enamorada siempre. (Por cierto, en el mundo creado por Armentrout, todo el mundo sabe de la existencia de las gárgolas guardianes, así que nada de hacer escándalo).

Pero un bonito día, entra en escena Roth (*insertemos fangirleo de nuevo*), un demonio que dice saber todos los secretos de Layla y del que ella debe permanecer alejada si no quiere ser una insensata de la vida. Sin embargo, hay algo que se lo impide, especialmente cuando se percata de que con él sus besos no son mortales, ya que Roth no tiene alma. ¡Chancháan!

Y ahora, ¿qué? ¿Se convertirá en una traidora de su familia? ¿Sucumbirá a los encantos de Roth? ¿Se dejará tentar por el lado oscuro? ¿Viajará sin retorno al fin del mundo? Podría estar lanzando interrogantes y, lo que es peor, contestándolos durante varias horas, pero no es momento de spoilear a nadie, por mucho que me gustaría contaros todo con pelos y señales.

Los personajes son ingeniosos, divertidos y adorables. Layla es fuerte y decidida, aunque no demasiado impulsiva. Es una chica con carencias debido al entorno en el que vive, con deseos que son más bien difíciles de cumplir y, sobre todo, es alguien que quiere ser aceptada por su familia y que sufre como cualquier adolescente (tiene diecisiete años) por las cosas que no puede tener. Pero Layla no es simplemente lo que dicen que es, hay más, mucho más. Cosas que descubriremos a lo largo de la lectura y que nos dejarán boquiabiertos (al menos ha mí me ha pasado).

Zayne es un buen amigo. Leal, cariñoso y taan dulce. Tengo que reconocer que a mí no me ha desagradado, al contrario que al fandom entero.

Roth... Bueno, es Roth. Es arrogante, sexy y malo de la mejor manera posible. Sus comentarios te hacen reír, quieras o no. También suspiras, quieras o no.

El estilo es agradable, el libro en sí mismo es una lectura ligera, rápida. El escenario es el de la fantasía urbana, con unos personajes que no vemos con demasiada frecuencia, las gárgolas (a los demonios sí los vemos hasta en la sopa, reconozcámoslo).

¿Qué más decir? La lectura de este libro me ha tenido como en una montaña rusa. Cuando piensas que la cosa se va a poner aburrida o calmada, ¡boom! Sorpresas, acciones intensas (*guiño, guiño*), interacciones dulces, épicas, fantásticas. Algunas veces hay que reconocer que es un poco cursi, pero el lado romántico-oscuro compensa la balanza. Además, hay momentos divertidos y varios puntazos que va a sacar más de una sonrisa, te lo aseguro. En cuanto a la trama, es original y emocionante y te incita a querer saber más (el ritmo a veces se vuelve frenético).

¿Contras? El principio es algo lento. Tuve que leer pacientemente hasta que algo captó mi atención. Porque, la verdad, la mejor parte está por el final.

✧ En definitiva, El beso del infierno es una historia original, cargada de acción, que se lee en un suspiro y te deja con ganas de más, más y más.

★★★★

Con motivo del #EspecialBellayBestia tampoco podía faltar una reseña de un retelling (subgénero que me encanta). Así que elegí Máscaras, de Amy Harmon, recientemente publicado por Oz editorial, que lo define como «una versión moderna del clásico de La Bella y la Bestia», y, de verdad, no puedo estar más orgullosa de haberlo escogido.

El libro me ha impresionado. Intuía que iba a ser conmovedor (no hay más que leer la sinopsis: clic aquí), pero no sabía que iba a estar tan bellamente escrito, que defendería un mensaje muy poderoso sobre la verdadera belleza, las segundas oportunidades, el heroísmo, el amor, la pérdida, la amistad, la autoaceptación y, sobre todo, el coraje.

Lo leí en poco más de una tarde, porque la prosa es ágil y una vez que te sumerges en sus páginas, la historia tiene algo que te toca, te hace vulnerable, te hace empatizar y reflexionar al máximo.

Máscaras cautiva de principio a fin. He hablado con varias personas sobre el libro (y fangirleado mucho), y todas coincidimos en que es una lectura que cautiva de principio a fin y que se te queda en el corazón mucho tiempo después de haberle dado la vuelta a la última página.

→ Hablemos de la trama y los personajes...

Fern ha estado enamorada de Ambrose desde que eran niños. Él, como suele suceder en estas historias, apenas sabía que existía. Al menos, no de la  manera que ella quería: Ambrose es el atleta estrella del instituto y Fern la chica tímida, la que la gente tiende a olvidar, la que nunca imaginaba que alguien como él se fijaría en ella.

Tras los duros acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, Ambrose se alista en el ejército, pero cuando regresa de la guerra no es el mismo. Tiene la cara totalmente desfigurada y el alma herida. Desea con todas sus fuerzas haber muerto; se siente culpable y sólo quiere esconderse del mundo que lo juzga, ahora más que nunca: si siempre había estado en el punto de mira de los focos, ahora sólo recurre a refugiarse entre las sombras. Ambrose, que en un primer momento podría parecer el típico chico popular, estereotipado, resulta ser todo lo contrario: inteligente, maduro y con fe en sus ideales. Es un buenazo, en serio. Y, además, ¡le gusta la literatura! ¡Incluso cita a Hamlet de Shakespeare y siente de verdad sus palabras!

Fern, nuestra Bella particular, es bondadosa e inocente. Sin embargo, tiene la autoestima bastante baja. Siempre se ha encontrado fea, incluso de pequeña se refería a sí misma como patito feo. De hecho llega a decir: «Si Dios hace todas nuestras caras, ¿se rio cuando hizo la mía?». Por suerte, a medida que avanza la historia, vemos a Fern salir de su caparazón. Empuja sus vulnerabilidades a un lado y decide ir a por lo que quiere. Eso es de agradecer.

Creo que los dos se complementan muy bien, porque arrastran muchas heridas sin cicatrizar y aprenden el uno del otro. Fern actúa en cierto modo casi de sanadora porque ayuda mucho a Ambrose a recuperar la confianza que ha perdido... Pero él también consigue hacerle ver a ella lo bella que es, por dentro y por fuera. Le insufla confianza, seguridad. Encajan como las piezas de un puzle.

Por otra parte, si hay un personaje en Máscaras que me ha robado el corazón ha sido el primo de Fern, Bailey. Tiene distrofia muscular de Duchenne y siempre va en silla de ruedas. La conexión que tiene con su prima es tan especial, tan bella. En serio, ¡es tan grande el amor incondicional que se tienen...! Podría escribir mucho sobre esto, pero no quiero spoilear a nadie. Sólo quiero explicaros que Bailey ve cada día cómo su cuerpo se marchita, pero está decidido a vivir. Quiere hacer algo grande. Siempre ha admirado a Ambrose, al que ha visto como un héroe que nadie podría derrotar. Bailey quiere experimentar la vida, reír, amar. En definitiva, quiere ser un héroe, también. Es un personaje que nos enseña muchísimo.

Máscaras nos demuestra que la belleza no es lo que nos hace merecedores de ser amados. También aborda la muerte, y plantea de manera muy acertada una visión de la misma profundamente real: no la de la muerte como fin, sino la del fallecimiento como una parte de la vida que hay que aceptar, aunque nos cueste.

También nos muestra los diferentes tipos de pérdidas, ya no sólo la del cuerpo. Por poner un ejemplo, tras la guerra Ambrose sigue viviendo un poco como un autómata y deberá decidir entre seguir así o volver a la vida, por muy diferente que fuera a la que tenía antes. Entre estancarse o aprender que siempre hay una pequeña luz, que muchas veces no queremos ver. Y comprender, también, que todo el mundo merece una segunda oportunidad.

Otra de las cosas que me ha llamado la atención sobre este libro es que me ha parecido muy diferente a cualquier otra cosa que haya leído. Lo encuentro único, fresco; no es la típica historia que tienes la sensación de haber leído veinte o treinta veces. No. A pesar de que parta de motivos universalmente conocidos consigue darles una nueva visión bastante original y, sobre todo, sincera.

Máscaras es algo más que un simple romance. Si buscas sólo eso, probablemente este no sea tu libro, porque la parte romántica es importante, pero es tan importante como la que confiere a la amistad. No quiero estropearle la lectura a nadie, así que no voy a comentar demasiado sobre esto, pero, en serio, el equilibrio entre estos elementos hacen de esta historia un relato perfecto. Muchas partes te acaban rompiendo el corazón y no puedes más que seguir leyendo mientras derramas alguna que otra lágrima; otras, te llenan, te remueven por dentro, sonríes, reflexionas.

Se trata de una historia dura, con unos personajes bien delineados, la clase de de historia en la que cada capítulo tiene un pequeño mensaje o lección sobre la vida, que te invita a pensar en ello desde que lo lees (y después de haber terminado).

Algo muy interesante, es que entre el momento en el que trascurre la acción se insertan varios flashbacks que nos ayudan a entender cómo están conectadas todas las cosas y nos aportan una nueva visión sobre los personajes. Así, vemos que hasta los pequeños detalles, aparentemente insignificantes, luego puede que entren en juego y reflejen algo significativo en la historia.

En definitiva, si te gustan los retellings (y más de La Bella y la Bestia) léelo, pero ten en cuenta que en este caso que se trate de una nueva visión de esa historia no es lo más importante. Máscaras es una reflexión sobre la amistad, el coraje, la esperanza, el amor incondicional y las segundas oportunidades. Es una historia inolvidable, desgarradora, que te enseña que lo que importa no es el resultado final, sino la lucha, y que la belleza de otra persona no significa la ausencia de la tuya. De verdad, os lo recomiendo muchísimo.

¿Os gustan los retellings? ¿Me recomendais alguno? ¿Habéis leído Máscaras? ¿Queréis leerlo? ¿Os he convencido? ¡Contadme! :) 

Abrazos,

Andrea Herrero, más conocida por la comunidad online como Andrea Smith, ha sido todo un descubrimiento. No había oído hablar de ella ni de este libro hasta que Plataforma Neo lo ha editado, pero por lo visto era ya bastante conocido dentro de Wattpad y en general tenía buenas críticas y una sinopsis atrayente, así que me decanté por leerlo.  

He hecho bien, porque Mi plan D es una lectura refrescante, divertida y tierna, que nos habla del amor, de lo dificil de las relaciones en la adolescencia y de cómo de fuerte puede llegar a ser la amistad mediante una historia original, que a pesar de los típicos tópicos se disfruta muchísimo, ya que no es para nada pesada y resulta muy cómoda para el lector.

La protagonista se llama Kenzie Sullivan y está obsesionada por elaborar listas que la ayuden a organizar su vida. Y hay una en concreto que que se filtra en su instituto. Todo podría haberse quedado ahí, pero desgraciadamente, la lista está firmada. Cuando va a clase ha sido fotocopiada y todo el instituto ha sido empapelado con ella y ahora todo el mundo sabe que le encantaría ser novia de Derek Anderson, que es su plan A; que tampoco le importaría salir con Mason Carter o Eric Pullman, que son sus planes B y C respectivamente; y que jamás, por nada del mundo, saldría con su vecino James Smith, que es su plan D.

Imaginad la situación. Sí, es un «tierra, trágame» en toda regla y Kenzie se quiere morir al descubrir la filtración. Bueno, además de desear desaparecer, se hace LA pregunta: ¿quién robó su lista de chicos? ¿Y por qué? 

Ahora todo el mundo sabe por quién está interesada, quién es su nunca en la vida, a quién detesta, pero lo que desconoce ella es que alguno de esos chicos quiere convertirse en su único plan. 

He de decir que desde que comencé a leerla no paraba de recordarme a la protagonista de Awkward, Jenna Hamilton. Para quienes hayáis visto la serie, comprenderéis un poco las similitudes de chica callada y un tanto tímida que lleva una vida de lo más normal, pasa desapercibida en el instituto, o al menos lo intenta, y disfruta junto a su mejor amigo -que no es una Tamara alocada en este caso- y de la noche a la mañana pasa a protagonizar uno de los momentos más bochornosos de su vida y es puesta en boca de todos sus compañeros. Este hecho desastroso, además de conferirle una absoluta verguënza y hacerla pasar a estar en medio del amor de dos jóvenes, uno de ellos el más popular del instituto, hará que la profesora Gómez pase a ayudarla en la medida de lo posible, lo que salvando las distancias, también me ha recordado a Valerie, la alocada orientadora de Jenna, que siente que su don en la vida es el de ayudar a la gente. Aquí la profesora no acaba siendo un personaje recurrente porque la trama se centra más en lo romántico, pero podría haber estado bien que lo fuese.

El caso es que ahora todo el mundo sabe que a Kenzie le gustan esos tres chicos y que detesta por completo al cuarto, pero lo cierto es que llega un momento en que el tema de la lista se olvida por completo. Al principio todos parecen haber reparado de repente en Kenzie, que pasaba totalmente desapercibida en clase, y el hecho de que descubra su lista le favorece en cierto modo, así que tampoco tiene mucho derecho a quejarse... Y no digo más por no hacer spoilers, ya me contaréis.

Lo que sí quiero destacar es que aunque parte de la trama puede resultar predecible por el propio título del libro o por la sinopsis, una parte de ti acaba necesitando seguir leyendo para dejar de morderse las uñas y saber si verdaderamente eso pasará, o no, o cómo, o qué. Y a cumplir esa necesidad ayuda el estilo de Andrea: sencillo, fresco, cercano, realista y con un ligero toque de humor. Además, el libro está narrado casi por completo por su Kenzie, pero hay pequeños capítulos contados por otros protagonistas que dan mucho ritmo a la novela y aportan más puntos de vista, lo que siempre es de agradecer.

¿Que cómo son los demás personajes? Pues tenemos a Mason Carter, que es el mejor amigo de Kenzie desde que eran pequeños y, bueno, ella guarda un secreto que tiene que ver con él hace desde varios años y precisamente no ha querido decirle nada por no estropear su amistad. Y hasta aquí puedo leer. Kenzie se siente bastante cómoda con él, y es una de esas personas con las que siente que puede se ella misma porque hay confianza y sabe que pueden ayudarse mutuamente en cualquier situación.

Por otra parte, tenemos a James Smith, el vecino de Kenzie, con el que nunca ha llegado a cruzar demasiadas palabras porque es el típico chico payasote que siempre está bromeando sin darse cuenta de que a veces puede ser molesto y, de hecho, le gastó a Kenzie una broma muy pesada hace algunos años y ella le odia desde entonces. Por eso es su plan D: el chico con el que no saldría jamás de los jamases. Pero nunca se sabe... (Y no viene a cuento, pero es pelirrojo. ¡Vivan los pelirrojos!).

También quiero destacar a Leslie, la hermana pequeña de Kenzie, un personaje con gran agudeza y con un ingenio impresionante, que es, a mi parecer, mucho más divertida que Kenzie, y creo que puede dar de sí en el futuro.

¿Los contras de Mi plan D?  En mi opinión, incluir un triángulo amoroso puede ser divertido, y dar mucho juego. A mí por regla general me suelen encantar, porque me permiten fangirlear a gusto, y me entretienen, y me gustan y te mantienen en vilo, pero en este caso hay momentos en los que Kenzie deja de ser una persona para convertirse en una especie de trofeo... ¡Menos mal que ella reacciona un poco! Otro de los puntos, que no tiene por qué ser malo, pero que a mí me ha chirriado es Mason: al principio me cayó genial (debo ser la única que al principio era #teamMason); es más, a pesar de que su situación es un clicherazo me empecé a decantar por él, hasta que comenzó a comportarse algunas veces como un controlador con actitudes que no me gustan un pelo y que no respeta a Kenzie. No sé si es por impulso, o porque a veces no queremos ver más allá de nosotros mismos y estamos tan cegados por nuestros sentimientos que no nos paramos a pensar que lo que estamos haciendo es una tontería ilógica e injusta, pero en fin... Al menos, repito, son sólo unos pocos ejemplos, no todo el personaje, que en general he disfrutado.

En definitiva, me alegro de haber descubierto a  Andrea Smith y espero seguir leyéndola. Mi plan D es una lectura fresca y divertida que te ayudará a descubrir que los mejores planes son los que no están en ninguna lista. Si quieres pasar un buen rato y leer algo que te haga desconectar, este es tu libro.

Valoración

🍭🍭🍭

🍭 ¿Lo tenéis como pendiente? ¿Lo habéis leído? ¿Os ha gustado? ¡Contadme! :)

Abrazos,

Hace unas semanas concluyó la lectura conjunta de Cartas de amor a los muertos de Ava Dellaira, propuesta en Érase un club de lectura (si queréis saber más, sólo tenéis que hacer clic aquí), un libro del que me habían hablado muchísimo y del que tenía expectativas bastante altas. Sí, has leído bien, he dicho hace unas semanas, lo que sucede es que yo soy un desastre con patas y os traigo la reseña ahora (se oye un «aleluya» de fondo).

Cartas es una novela de la que se ha escrito bastante, tanto positivo como negativo. Por citar tan sólo un ejemplo, la propia Emma Watson afirmó: «Querida Ava: tu libro me ha encantado». Particularmente, me fío bastante del criterio de Emma, y aunque a mí no me ha maravillado al doscientos por cien, sí que valoro enormemente las lecturas que te hacen sentir y, por supuesto, no significa en absoluto que a ti no pueda fascinarte, así que voy a intentar redactar mi pequeña opinión y arrojar toda la luz que pueda. 

Cartas de amor a los muertos narra la historia de Laurel, una chica que intenta superar el fallecimiento de su querida hermana May. Un día, la profesora de literatura les propone un trabajo que Laurel no hace más que posponer, pero gracias al que comienza a escribir cartas a famosos fallecidos donde expresa sus pensamientos, miedos y sensaciones. Así comienza la montaña rusa de emociones, señores. Si no queréis que jueguen con vuestros sentimientos, no leáis, porque lógicamente os vais a poner tristes. Si no queréis que jueguen con vuestros sentimientos pero queréis entender un poco más la muerte como parte de la vida, abrid el libro; es una de esas lecturas en las que tienes cierto nudo en la garganta conforme vas leyendo, que te hacen pensar.

El recuerdo por la reciente muerte de May es algo que acompaña constantemente a Laurel. Acaba de empezar el instituto, uno diferente del que solía asistir. Ahora no la conoce nadie e intenta hacer lo que puede para sobrellevar la pérdida de su hermana.

En este intento, Laurel comienza a comportarse de manera diferente y a hacer cosas que realmente no haría ella. Esta actitud esconde una dura realidad que sigue manteniéndose oculta buena parte de libro y que sigue destrozando a Laurel día tras día. Y es que se echa la culpa de la muerte de su hermana, quizás porque podría haber hecho mucho más para salvarla, para que no se desvaneciera y desapareciera de su vida de aquella forma. Creo que es este uno de los aspectos del duelo que más nos suele representar cuando perdemos a un ser querido: ese constante pensamiento de podría haber hecho más por él/ella, o el podría haberle dicho mucho más.

El caso es que mucha gente no sabe del todo cómo murió May, incluidos sus padres (y los lectores), y Laurel no se siente preparada para contarle al mundo toda la verdad. A su dolor, además, hay que sumarle el que conlleva observar a diario la tristeza de su padre (que intenta, con fuerza, levantar cabeza) y la ausencia de su madre, un personaje que me ha parecido bastante cobarde.

En este punto, Laurel decide que prefiere imitar a su hermana fallecida antes de descubrir su esencia propia. Al principio, parece tratarse de un pequeño homenaje a su hermana y su particular manera de enfrentarse a lo desconocido. La ve como un modelo a seguir, como su heroína, y por eso Laurel intenta ser como ella cuando hay cosas que le cuestan. No hay nada malo en esto, es genial tener un referente, pero después su dependencia con May roza lo obsesivo. Comienza a ser un poco molesto que quiera ser como ella como única forma de encarar los problemas; una cosa es tener un modelo y otra diferente desesperarnos por convertirnos en él, pensar en cómo actuaría x antes que detenernos a preguntarnos cómo actuaríamos nosotros mismos. Parecía que Laurel quería vivir la vida de May, como May, pero sin darse cuenta de que ella no era May...

Aquí es donde surge uno de los aspectos más interesantes, en mi opinión, que es la exploración de uno mismo, porque la novela no se basa tan sólo en el amor, o en la amistad, a la que me referiré después, sino en la búsqueda de uno mismo, que no puede darse si no somos completamente sinceros con nosotros mismos. 

¿Qué ocurrió con May? ¿Por qué hay momentos en los que Laurel se siente culpable? ¿Es ella la única que sabe lo que le pasó? Todas estas son preguntas que muchos defenderían como el centro de la trama, pero sin embargo, Cartas de amor a los muertos va más allá. Laurel estaba preocupada porque no se veía capaz de contar al mundo qué ocurrió con May, pero también le costaba ser ella misma y deseaba serlo; tendía a desaparecer, no conseguía transmitir todo lo que quería expresar, y quería hacerlo, contar su verdad que, independientemente de si fuera aterradora o mala, sería hermosa. Sería hermosa simplemente porque es cierta.

Laurel podría haber salvado a May o no, eso tendréis que descubrirlo vosotros, pero lo que no podría haber dejado de hacer es salvarse a sí misma. A veces, hay que aceptar que no podemos huir de nuestro lobo interior, ni nadie que nos quiera puede matarlo, porque también forma parte de nosotros mismos. Y nadie puede salvarnos de nosotros mismos. Como decía Bukowski, «nadie puede salvarte sino tú mismo, y mereces salvarte».

Por otro lado, y ya sobre aspectos más técnicos, me gustaría destacar la gran rapidez con la que muchas veces ha avanzado la trama, sobre todo la vertiente amorosa, tanto que, cuando se estaba formando cierta relación principal (no diré nombres por no hacer spoilers) la he visto de manera precipitada y extraña. Otro de los casos (tampoco diré quiénes) sí que me ha parecido genial, pero me ha dejado un regusto extraño; siento que tenía más potencial y no ha sido explotado. Lo que sí me parece muy destacable es que, como he dicho antes, una de las bases de la novela sea la amistad; hay personajes muy entrañables.

Creo que la elección del formato epistolar es un punto novedoso que, sin embargo, podría haber dado de sí muchísimo más. Aunque a veces las cartas resultaban un buen recurso para aprender detalles curiosos de personajes célebres, otras veces la comparación era flojilla y la inmersión de un determinado famoso parecía introducida con calzador, como si hubiera que incluir a alguien más para dar pie a una determinada historia. Parecía que lo daba lo mismo que Laurel estuviera escribiendo a cada uno de los destinatarios o a cualquiera, no se aprovechaba la riqueza de la identidad de cada destinatario.

En definitiva, a nivel personal esperaba mucho más, pero eso no significa que Cartas de amor a los muertos no sea un buen libro, de los que te hacen pensar, escrito con sensibilidad y con una prosa meditada. Es una lectura rápida y puede que la ames o puede que no te llegue al cien por cien, pero sobre todo en lo que refiere a la vida, a la muerte, a la exploración propia y, en mayor o menor medida, si has sufrido una pérdida, te dejará huella.

Puntuación

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