Especial Bella y Bestia: Relátame (Parte 2)

¿Qué es el ser humano sin sus historias? Nada, ¿verdad? Reconozco que si viviera sin leer mi vida sería distinta, e infinitamente peor, ...


¿Qué es el ser humano sin sus historias? Nada, ¿verdad? Reconozco que si viviera sin leer mi vida sería distinta, e infinitamente peor, pero también hay algo en la escritura que creo que es inherente al camino vital; algo catártico, casi terapéutico. «Para sobrevivir tienes que contar historias», decía Eco.

Normalmente yo no suelo mostrar demasiado las mías, pero con motivo del especial se propuso reunir un conjunto de relatos basados en La Bella y la Bestia, y al final decidí animarme a poner mi granito de arena. Espero que lo disfruteis mucho; está de más reconocerlo, pero yo lo hice creándolo. Estos dos son unas de mis parejas favoritas desde la infancia y poder escribir unas pocas líneas sobre ellos es ya todo un regalo (regalo que se multiplica por dos porque hoy es una fecha especial para mí: cumplo otra primavera más).

No me extiendo. ¡Espero que os guste!


Sigue


🌹 Por María Baz

La tarde que siguió a la pelea de bolas de nieve, mientras bebíamos té delante de la chimenea para entrar en calor y, ya de paso, secarnos, comencé a notar un silencio bastante incómodo entre nosotros. E iba en aumento. Mi anfitrión me niego ya a denominarlo «captor» era todavía un misterio para mí y, para qué negarlo, uno de los que más ansiaba resolver. Pero, ¿podría averiguar todo lo que quería saber sin arruinar la frágil paz que se había dibujado entre nosotros?

Como decía siempre mi padre cuando está probando un nuevo invento, merecía la pena intentarlo, así que coloqué a Chip, vacío, de nuevo junto a su madre, a la que le susurré unas cuentas palabras. Inmediatamente, la señora Potts asintió y condujo el carrito del té fuera de la habitación para que Bestia y yo pudiéramos hablar en privado. Carraspeé.

¿Alteza?

Él levantó la cabeza. Su aguda y sorprendida mirada me hizo sonrojar un poco.

¿No es eso lo correcto? inquirí. Es la manera en la que el personal se dirige a ti, así que pensé…

No. Levantó la pata para interrumpirme—. Ese fue mi título, una vez. El amargo énfasis en el tiempo pasado no pasó desapercibido. Pero no eres mi sierva, ¿verdad? No hay necesidad de que lo uses.

Entonces, ¿cuál es tu nombre real? ¿De qué manera debería llamarte? ¿Qué…? —me mordí la lengua. Me moría de ganas por preguntarle qué era para él en ese momento, si no era ni una prisionera ni una sirvienta. Los últimos días habían despertado en mi interior un sentimiento extraño. Quería salir del pueblo, pero jamás había imaginado encontrarme bajo la atenta mirada de una Bestia mucho menos bestia que Gastón (aunque esto último no era demasiado difícil de encontrar).

Supuse que él no sabía muy bien qué contestar. No miraba hacia mí, y parecía inmerso en una especie de pelea interna. Había torcido la cabeza y ahora sus ojos se dirigieron a la ventana. A veces me daba la impresión de que desea que la luz que entra a través de las grietas del castillo sea capaz de atravesar todas las suyas. Me acerco a él, y despacio, le toco la pezuña. Apenas un roce. La hija de un inventor. Un príncipe.

Renuncié a mi nombre hace mucho tiempo. Puedes llamarme Bestia.

Sentí una nota de compasión en el corazón. Ha acabado eligiendo el perfil que peor le representa, cómo no. De nuevo, evitó mi mirada, pero me da lo mismo. Nunca lo llamaré ‘bestia’ en voz alta si puedo evitarlo. Simplemente tenemos que tratar de seguir adelante sin nombres, ¡eso es!

—¿Puedo hacerte unas preguntas personales…?

El retumbante y seco sonido que emitió él como respuesta no fue del todo esperanzador, pero tampoco ninguna negativa directa.

Si voy a vivir aquí probablemente te habrás dado cuenta de mi insaciable curiosidad. ¿Qué te parece si, en lugar de encontrarme constantemente husmeando a tus espaldas, cosa que entiendo no apruebas —una chispa irónica apareció en sus ojos azules, me cuentas todo directamente? La verdad, lo preferiría para tratar de evitar cualquier malentendido más… como anoche.

La cara y el cuerpo de la Bestia se tensaron ante la mención de la noche anterior, no sé si por culpa, ira, o ambos.

Debería haber sabido que sería difícil. Que serías difícil gruñó, con una especie de resignación en la voz. Adelante, pregunta entonces. Pero no prometo contestarte.

De acuerdo —hice una pausa para ordenar mi torbellino de posibles preguntas. Me sentía extrañamente excitada, como si acabara de tocar el lomo de un libro nuevo, que me disponía por fin a abrir. En primer lugar, ¿qué era aquello? ¿Qué es lo que flota bajo el cristal? ¿Es parte de la magia de este castillo? Y lo que es más importante, ¿podría haber causado algún daño con sólo tocarla? No sé nada de la magia fuera de los cuentos y… —me detuve, avergonzada; lo que parecía un sueño hecho realidad para mí era, obviamente, la cruda realidad para él y sería grosero por mi parte continuar con el tema con la misma expectación que el niño que entra en una tienda de caramelos.

La Bestia se mantuvo en silencio durante tanto tiempo que acabé preguntándome si alguna vez iba a responder. Finalmente, me miró y me pareció ver dibujada la culpa en su cara. ¿Contrición, Bestia? No lo acababa de entender, pero, de repente:

La rosa es una advertencia confesó. De la hechicera que maldijo este castillo. Marca el tiempo para mí… Cuando el último pétalo se caiga, yo todos nosotros habremos perdido nuestra oportunidad de ser humanos de nuevo.

Noté cómo mi respiración estaba atrapada por el horror. ¡Mi suposición era correcta, y no sólo la Bestia, todos los objetos del castillo habían sido humanos! Miré hacia la puerta por la que habían desaparecido la señora Potts y Chip. ¿Cómo sería para una madre vivir así, incapaz de mantener a su hijo pequeño? ¿Sentiría que no lo había protegido lo suficiente?

Lo siento —susurré—. Si se me hubiese caído ese pétalo… Dios, no me extraña que estuvierais enojados.

No hiciste daño alguno.

No tenía derecho a ejercer esa especie de allanamiento de las habitaciones…

No tenía que haberte asustado; no lo habrías hecho.

Cara a cara, mecidos por la luz el fuego, nos intercambiamos disculpa tras disculpa, del mismo modo que antes solíamos acusarnos el uno al otro. Pero había algo diferente en el ambiente, no sabía expresar el qué. Comencé a ponerme nerviosa. Me habría reído si no fuera por el pensamiento aleccionador sobre la maldición…

Pero, ¿por qué? —insistí. Quiero decir, ¿por qué la maldición?

Mi madre murió al darme a luz. El non sequitur me sobresaltó, hasta que me di cuenta de que él estaba contando la historia desde el principio. Mi padre raramente me veía, estaba demasiado ocupado cortejando en favor del rey en Versalles. ¡Como si fuera el heredero en lugar de un primo lejano…! Los sirvientes me criaron. Tenía veinte años cuando murió, y era un joven bastante insensato que desperdiciaba dinero, descuidaba mis propiedades y lanzaba ataques cada vez que las cosas no iban como yo deseaba. Podría haberme dado cuenta de que aquello no duraría demasiado.

»Era Nochebuena. Una vieja mendiga llamó a la puerta. Me ofrecía una rosa como agradecimiento si la ayudaba a guarecerse del frío. Yo… Cerró los ojos y los abrió de nuevo, lentamente. Parecía profundamente incómodo. Yo sabía que no era lo que parecía. Aquella rosa estaba brillando en la oscuridad de una manera que no había visto jamás. ¡No era natural! Me puso la carne de gallina. No quería dejar entrar ningún tipo de encantamiento en mi castillo, así que acabé dándole la espalda, y entonces fue cuando ella pronunció la maldición. Para castigarme, dijo, por mi falta de compasión.

»Y… desaparecí. En la corte contaron que había muerto en un accidente de caza. Con ningún heredero, la finca fue anexada por una familia vecina; la manejan desde su propio castillo, porque por alguna razón no se atreven a aparecer por aquí. Más magia, supongo.

Vislumbré la escena claramente en mi mente. En cada cuento de hadas que había leído, las maldiciones se pronunciaban para ejercer algún tipo de castigo sobre alguien. Por una parte, la Bestia había actuado bien, obviamente, al sospechar de la rosa encantada, pero, por otra, la hechicera podría haber sido simplemente una vieja mendiga que podría haber muerto en una noche de diciembre a la intemperie.

Fue hace diez años, creo, al menos diez años en el exterior continuó él—. El tiempo en este castillo ha estado actuando de una forma cuanto menos extraña desde la maldición. No crecemos; no cambiamos. Eso es lo que hace que las estaciones sean muy… erráticas. Inconstantes. Señaló a la ventana y suspiró—. Nieve en octubre es sólo el principio. Una vez tuvimos una granizada en mitad de julio.

Recordé la belleza de las hojas doradas y el otoño de días atrás, cuando salí. Esa súbita tormenta de nieve fue otra cosa sobre la que había estado planeando interrogar a la Bestia. Sin embargo, algunas de sus palabras se me habían clavado como espinas y no paraban de resonar en mi cabeza.

Diez años. ¡Había dicho diez años! Diez años viviendo como una Bestia, perdiendo el control sobre su propia humanidad, poco a poco. Cada vez más. Cómo de fuerte debía ser, para… no haberse vuelto loco. Más allá de los hechos de la historia, tal y como los había contado, yo comenzaba a palpar una vida de dolor tácito. Guardado, enterrado tan adentro como pudiera. Y esta podría ser la primera vez que contara su historia. Quizás el desapego era la única forma en que podía soportar los recuerdos.

Pensé en el retrato del ala oeste. En esos profundos ojos azules; eran el color del cielo nocturno después de la puesta del sol colocado en un rostro humano. En el lienzo destrozado por sus garras, como si no pudiera soportar siquiera ver a su antiguo yo.

—¿Hay alguna manera de… romper el hechizo? Por primera vez desde que comenzó la conversación, la cara de la Bestia comenzó a adquirir la impasible expresión de las gárgolas talladas en las murallas del castillo. Evitó mirarme a los ojos.

Esa dijo es una pregunta que elijo no responder.

Lo veo justo —concedí, y asentí con la cabeza, esperando que la forma en que la que una parte de mi corazón se había hundido, decepcionado, no se apreciara con demasiada claridad en mi rostro. Por supuesto, romper el hechizo sería mucho más complicado en la vida real que en las historias. Y, por supuesto, seguro que yo no estaba destinada a salvarlo o algún tipo de cosa sentimental de ese estilo. Su vida, y todos los defectos o errores que necesitaba arreglar, eran su propia responsabilidad, no la mía.

De todos modos, no pude evitar que mi corazón se rompiera un poco mientras observaba el dolor de sus ojos salvajes. Aquella también era una magia extraña.

—¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? pregunté suavemente—. ¿Nada en absoluto?

La sonrisa de la Bestia como respuesta iluminó mi rostro como un irrepetible amanecer. Lentamente, y muy cuidadosamente debido a sus garras, extendió la mano para cubrir la mía. Hace unos días el mero hecho de tocarlo me habría aterrorizado, pero ahora sentía que era tan natural como respirar.

Ya me estás ayudando, Bella dijo él. Su voz profunda, grave, lenta, me produjo escalofríos que atravesaron todo mi cuerpo. Sólo… Sigue aquí. Sigue conmigo. Eso es más que suficiente.

Quizá también te interese

15 abrazos

  1. De mis ojos salen chispitas con tanto relato de Bella y Bestia!! es que me gustan todos!!

    ResponderEliminar
  2. Estoy enamorada de rodos los relatos de estos días. Son geniales y aquí hay gente con mucho potencial. 😅😙😙😙😙

    ResponderEliminar
  3. Aiins, jolín, no te voy a mentir, he leído varios relatos de esta iniciativa y, sin lugar a dudas, ¡¡el tuyo es el que más me gusta!! Te lo digo muy en serio, sobre todo el final, casi he podido sentir las maripositas revoloteando en mi estómago ^^ ¡¡Me ha encantado!! Sigue escribiendo así, sabes transmitir muy bien :)
    Un abrazo grande :3

    ResponderEliminar
  4. Ooooo me encantan estos relatos, son tan bonitos. Gracias

    Besos

    ResponderEliminar
  5. Es hermoso, amo a esta pareja por encima de todo
    Me encanta💕💕

    ResponderEliminar
  6. Me encanta Bella y Bestia y me encanta este relato, muchas gracias por el<3 Besos guapa:)

    ResponderEliminar
  7. Hola!
    Una escena muy intima y de abrirse mucho el uno al otro, genial!
    un beso
    S

    ResponderEliminar
  8. Hola, la verdad es que todos los relatos que estáis publicando son maravillosos, muchas gracias por compartirlos con nosotros.
    La escena es preciosa, un beso

    ResponderEliminar
  9. Precioso, has conseguido algo precioso. B7s

    ResponderEliminar
  10. Que hermoso, me ha encantado el relato. Aunque la verdad ya estoy un poco saturada de tanto La bella y la bestia jajajaj ><
    Un abrazo, nos leemos! (:

    ResponderEliminar
  11. Que preciosidad de entrada. Enhorabuena. :)
    Besitos

    ResponderEliminar
  12. Jooo es que me gustan todos los relatos. No puedo decir otra cosa, me tienen emocionada. Besos.

    ResponderEliminar
  13. Madre mía que bonito 😍😍😍 que preciosidad de relato vamos que espero seguir leyendo cosas tan hermosas como está. Besos y nos leemos 😙😙😙

    Delia-----La guarida de los amantes.

    ResponderEliminar
  14. ¡BRUTAL!
    Me ha encantado. Y no solo eso, es que parecía que estaba leyendo un libro. Desde luego, y si es que mi opinión sirve para algo, te animo a seguir escribiendo. Tienes unas palabras bellísimas, una narración preciosa. Ains, soy super redundante pero no puedo evitarlo. Me has enamorado.
    Y esto:
    "A veces me daba la impresión de que desea que la luz que entra a través de las grietas del castillo sea capaz de atravesar todas las suyas."
    Bua. Sublime.
    Felicidades por el relato. Felicidades por el cumpleaños.
    ¡Un besito!

    ResponderEliminar
  15. ¡Hola guapa!
    Madre mía :O Y tú dices que te gustó el relato que escribimos Elena y yo??
    Eres escritora y no lo sabía?? Está muy bien Maria! He vivido la historia conforme la iba leyendo! Además, parece un capítulo de un libro por lo bien que has escrito los diálogos y todo.
    Muy muy bien. Me encanta como Bestia ha relatado su historia. Perfectamente podría haber sido una escena de la peli!
    Además la foto de Bella y Bestia de la película es muy mona *.*
    Resumiendo... Me encanta!!!

    Besitos <3

    ResponderEliminar