Harry Potter y el prisionero de Azkaban (J. K. Rowling)
20 junioLumos ! I solemnly swear that I am up to no good ! ¡Nueva reseña pottérica! La verdad es que me gustan tanto estos libros que me qu...
20 junio
¡Nueva reseña pottérica! La verdad es que me gustan tanto estos libros que me quedo bastante en blanco al tener que hacer las reseñas, ya que me da la sensación de que no existen palabras adecuadas para decir lo genialosos que son, así que siento que soy repetitiva todo el rato.
La serie de Harry Potter es como un rompecabezas gigante: durante cada libro, las pequeñas piezas del rompecabezas empiezan a encajar y formar un todo. Hay indicios en todas partes acerca de lo que va a pasar, como una especie de broma para las personas que ya han leído los libros y que vuelven sobre sus líneas. Pero, tranquilos, si es la primera vez que los leéis: el misterio permanece y, por supuesto, J.K. Rowling te mantiene conjeturando hasta las páginas finales. Y sí, he visto a gente en clase de adivinación que acertaba en más posibles hechos que muchos...
Y hablando de adivinación... ¡Este tercer año en Hogwarts viene cargadito de nuevas asignaturas! (que se lo digan a Hermione). Adivinación, Runas antiguas, Estudios muggles, Cuidado de criaturas mágicas... Algunas de ellas, ¡impartidas por personajes muy queridos! ¿Sabéis a quiénes me refiero, no? Además, volvemos a contar con un nuevo profesor de Defensa contra las artes oscuras llamado Remus Lupin que, para muchos —entre los que me incluyo— es el mejor profesor que ha pisado Hogwarts y el que hace que otros a su lado parezcan sumamente ridículos. Sí. Riddikulus!
La historia de este tercer año vuelve a sorprendernos con algún que otro plot twist alucinante (y de los mejores, en mi opinión. Se nota que estaba perfectamente planeado desde el comienzo. ¡Fan-tás-ti-co!). La trama se vuelve cada vez más oscura; se aprecia que los chicos tienen ya trece años y, cómo no, la rebeldía está a flor de piel. Harry pasa de nuevo el verano con sus tíos, esta vez también con la tía Marge, cuya visita... Bueno, digamos que se le pasa volando.
En este libro no contamos demasiado con Voldemort (sorry, Voldy) porque lo cierto es que hay un villano y/o asesino que ha escapado de Azkaban y está siendo buscado por los simpáticos dementores, esos seres que son el alma de la fiesta y que este año campan a sus anchas por los alrededores de Hogwarts.
«¿Piensas que los muertos a los que hemos querido nos abandonan del todo?
¿No crees que los recordamos especialmente en los mayores apuros?
Tu
padre vive en ti, Harry, y se manifiesta más claramente cuando lo
necesitas».
Es este uno de mis favoritos de toda la saga, un libro que he leído cientos de veces (no sé cuántas, perdí la cuenta hace años) y que me ha encantado releer. Lo curioso, he de decir, es que lo leí después del cuarto. Siriusly? YEP. (Y os lo confieso sin veritaserum ni nada). «¡Oh! ¡Pero entonces ya sabrías que ESO que ocurría no era en realidad ESO, sino que se debía a ESO!» Pues probablemente, pero no afectó en ABSOLUTO a que amara la trama, me enamorara (un poco más, por mis circunstancias) de Sirius y de Lupin (mensaje para Remus: enséñame Defensa contra las artes oscuras, o lo que tú quieras. Podemos quedar una noche a contemplar la luna creciente. Trae el chocolate y yo te enseño mi patronus... *guiño guiño*), las salidas a Hogsmeade (todavía me emociono con cierta autorización, soy así de pava sentimental), las clases de Cuidado de criaturas mágicas (*Newt Scamander approves*), la aparición de Buckbeak, Crookshanks (no todos los héroes están reconocidos), el concepto de familia, las travesuras y (podría seguir muchas horas más citando cosas), cómo no, ¡los mensajes de los Merodeadores al profesor Snape! Porque en este libro conocemos a los Merodeadores, señores *fangirlea* (Rowling, necesitamos un libro sobre ellos urgentemente. No pido más).
Además, se indaga en las consecuencias de nuestras acciones y se nos demuestra alto y claro que quienes nos quieren no nos abandonan y que la felicidad puede hallarse hasta en los más oscuros momentos. Siempre. Incluso si te rodean cien dementores.
En definitiva, Harry Potter es una lectura emocionante y emocionante. Te hace pensar junto con el trío de oro y reír en voz alta. Te hace animar a los personajes y abuchear a otros. Te hace comprometerte con toda la historia y no hay salida. No puedes escapar. Eres uno más: Hogwarts termina siendo tu hogar.
{Por cierto, estamos leyendo la saga en Folloner@s club. Clic aquí}